El petting se está consolidando como una de las prácticas más recomendadas por sexólogos para reactivar la intimidad en la pareja. A pesar de que durante años se lo vinculó únicamente con los juegos previos al sexo, en realidad se trata de una práctica sexual en sí misma, que tiene como objetivo el disfrute a través de caricias, besos, roces, susurros, gestos provocadores y miradas seductoras, sin necesidad de penetración.

La sexóloga española Rosa Navarro explica que la clave de esta práctica radica en dejar atrás la idea del “coitocentrismo”: “Ninguna práctica debe ser considerada como la antesala de nada. La consideración de que una relación sexual es aquella que termina en coito contribuyó a que la sexualidad gire en torno a él, pero ya es hora de que dejemos de pensar en prácticas sexuales de primera y de segunda”, señaló.

Tres grados de intensidad

Navarro detalló que el petting puede vivirse en distintos niveles de contacto físico:

Grado 1: besos, caricias y masajes por encima de la ropa. Pueden incluirse elementos como plumas de masaje para potenciar las sensaciones.

Grado 2: caricias bajo la ropa y frotamiento de genitales, aunque aún con ropa puesta, lo que permite una exploración más íntima.

Grado 3: contacto directo piel con piel, que puede incluir sexo oral, masturbación mutua y uso de juguetes sexuales. En este nivel, los especialistas recomiendan protección para evitar riesgos asociados a fluidos o al contacto genital directo.

Según Navarro, quedarse en los grados más suaves también puede ser sumamente placentero, ya que permite alargar los tiempos de excitación, descubrir nuevas sensaciones y aprender más sobre las reacciones de la pareja.

Más allá de los jóvenes

Contrario a la creencia de que es una práctica destinada solo a parejas jóvenes, la sexóloga asegura que el petting no tiene edad. “Se trata de contribuir a reactivar la pasión, variar las dinámicas de los encuentros sexuales y romper con la rutina”, afirmó.

Además, destacó que esta práctica ofrece beneficios concretos: disminuye la ansiedad vinculada al rendimiento, favorece la comunicación entre la pareja, estimula la creatividad y puede ser un recurso eficaz frente a dificultades como la disfunción eréctil o el vaginismo.

Beneficios adicionales

Otro punto a favor es que, al no incluir penetración en sus grados más suaves, se reducen de manera significativa los riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual y también la posibilidad de embarazos no planificados.